A pesar de la expansión del comercio y la industria, la mayoría de los
africanos siguen siendo agricultores y pastores. Al norte y noroeste de África
se cultivan cereales como el maíz, la avena, el trigo y la cebada, además de
dátiles, olivo y cítricos junto con una gran variedad de vegetales. Se cría
fundamentalmente ganado caprino y ovino.
En la región del Sahara, los pastores
nómadas crían camellos, y algunos agricultores, en los oasis, cultivan dátiles
y cereales. A sur del Sahara, la agricultura itinerante —un método que consiste
en quemar, acondicionar y despejar para cultivar pequeñas áreas de terreno, en
las que más tarde se permitirá que crezcan los arbustos de nuevo— ha dejado
paso a la agricultura sedentaria en la mayoría de las zonas. Los cereales son
el cultivo principal, aunque también se cultiva arroz, batata, mandioca,
kimbombó y banana como productos de subsistencia. En más de un tercio del
continente no se puede criar ganado debido a las plagas de moscas tsetse. Fuera
de estas áreas y de los bosques espesos, se cría ganado en grandes cantidades,
pero rara vez con propósitos comerciales; la industria lechera es escasa y se
sitúa ante todo alrededor de los centros urbanos del África oriental y
meridional.
Aunque cerca del 60% de toda la tierra cultivada está destinada a la
agricultura de subsistencia, la agricultura comercial o el cultivo comercial se
desarrolla en todo el continente. Los artículos alimentarios se destinan a los
mercados locales, pero el café, el algodón, el cacao, el maní, el aceite de
palma y el tabaco son exportados. África produce y exporta más de la mitad de
la producción mundial de cacao, maní (cacahuete), clavo y pita. Las granjas y
plantaciones propiedad de europeos, situadas sobre todo en África oriental y
meridional, producen cítricos, tabaco y otros productos alimentarios destinados
a la exportación.
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